La noche anterior a San Antón han regresado los caballos a saltar sobre
una veintena de hogueras en San Bartolomé de Pinares: son Las
Luminarias, un rito centenario de purificación de los animales.
San Bartolomé de Pinares, Ávila, España. Enero, 2018. Sin frío (6º) y sin viento, entre
algunos montones de nieve, un centenar de caballos y sus jinetes han
subido las empinadas y adoquinadas calles para pasar entre el fuego en
lo que fue una costumbre para ahuyentar los malos espíritus y proteger a
los animales de las epidemias.
Dos momentos de susto se
han producido: uno cuando un jinete ha caído al suelo cerca de una
hoguera sin mayores consecuencias, y otro minutos después, cuando una
montura ha golpeado a seis espectadores, de los que uno de ellos ha
resultado herido y ha tenido que recibir asistencia médica al sufrir una
hemorragia en una pierna.
A pesar de caer entre semana,
han sido varios cientos los asistentes a una fiesta en la que destacan
las recortadas siluetas de los equinos sobre las llamas entre el humo,
junto a las escobas y piornos recogidas en el monte los últimos días
para ser pasto del fuego en unas horas.
A diferencia de
otros años, en esta ocasión no ha habido que verter agua sobre las ramas
al estar húmedas por la reciente nevada.
Las Luminarias
han comenzado después de las 21 horas, cuando el sacerdote ha bendecido a
los animales, de los que ha destacado que son “seres necesarios para el
hombre”, de ahí que ante el diluvio Noé se los llevase consigo.
Al final, las brasas de las hogueras son aprovechadas para asar distintos productos y poner así, de madrugada, fin a la fiesta.
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