Los Caballos Criollos y Páez

Es por pocos conocido, el hecho que la primera proclama de guerra que hizo el General Páez, fue cuando en una escaramuza le matan su caballo, el cual fue penetrado por un proyectil en un ojo. Y este atravesando la boveda craneana destrozo la masa encefálica y murió en el acto, cayendo el caballo sobre la humanidad de su jinete. 

Es en este momento, cuando Páez formula la más estupenda proclama de guerra, lleno de pesar por la pérdida de su  caballo:  “ -¡Compañeros!- Les dije - me han matado mi buen caballo, y si ustedes no están resueltos a vengar ahora mismo su muerte, yo me lanzaré solo a perecer entre las filas enemigas". Todos contestaron: " si, la vengaremos".  (Páez, 1867). Nota del traductor en Las Sabanas de Barinas, del capitán Vowel, tomado de http://cuentaelabuelo.blogspot.com/2010/11/el-llanero-y-su-caballo.html

    

Este suceso ocurrió en un lugar llamado Mata de la Miel, y se entablo la batalla en forma desigual ya que los realistas aventajaban a los patriotas en número de hombres y armamento, pero esto no basto porque Páez, sus soldados y sus caballos criollos ganaron esta batalla, logrando así la captura de 500 prisioneros, 3345 caballos y una gran cantidad de lanzas y fúsiles contando además con 400 muertos de las filas enemigas  pero muy pocas bajas en las filas patriotas.

Por otro lado, y no menos importante, estando Bolívar y Páez con sus tropas a orillas del río Apure requerían atrevesarlo hasta la otra orilla pero carecían de balsas e implementos para fabricarlas. Además de esto, en la otra orilla pastaban una multitud de reses las cuales eran necesarias para abastecer de comida a las exhaustas tropas patrióticas, pero en medio del río estaban 7 flecheras realistas, bien armadas y tripuladas. 

Bolívar, desde la orilla, lo observaba todo, lleno de desesperacion, y se paseaba á lo largo de aquella. Cuando Páez, (…)  se le acerco á caballo y le pregunto la causa de su inquietud. S.E. le dijo: “Daria el mundo entero por apoderarme de la escuadrilla espa{nola, porque sin ella no puedo cruzar el rio y las tropas no pueden marchar.”  “Dentro de una hora sera de V.,” replico Páez.- “ Imposible! dijo Bolivar,  y la gente debe perecer.” - “De mi cuenta corre,” dijo P áez, y se alejo á galope. A los pocos minutos volvio trayendo su Guardia de honor, compuesta de trescientos lanceros,  escojidos (…) y llevándolos á la orilla del rio les dijo estas breves  palabras: Debemos apoderarnos de esas flecheras ó morir. Sigan á su tio los que quieran.”  Al mismo tiempo, picando espuelas á su caballo, se lanzo con él al rio y le hizo nadar en direccion á  la escuadrilla. Siguióle la guardia con las lanzas en la boca, nadando con un brazo y acariciando con la otra mano los cuellos de los caballos, animándoles á  nadar contra la corriente y dando voces para ahuyentar  la multitud de caimanes que habia en el rio. Llegaron así á los botes,  y montando los caballos se lanzaron de sus lomos a bordo de aquellos guiados por su jefe y con gran admiracion de los que los observaban desde la orilla del rio, se apoderaron de todas las flecheras. (Páez, 1867, p.145)

Los llaneros son naturales de las llanuras de Capac y del Apure. Se enrolan como si fueran milicianos, pero no reciben mas paga que la parte de botin que les toca en las batallas. Montan caballlos que acostumbrados á sufrir el hambre y fatiga, son los animales mas útiles y resistentes del mundo. Aprenden á ejecutar cuanto á sus dueños se les antoja. (Páez, 1867,p.147)

En el campo ó en la caza, caballo y ginete parece que obran por un solo impulso, pues la sagacidad del primero le hace comprender el mas leve movimiento del segundo. (Páez, 1867,p.147)

Esta demás decir a mis queridos lectores que este suceso bélico fué absolutamente desigual ya que se trataba de embarcaciones contra caballos, los cuales después del fragor de esta batalla logran capturar no sólo las naves sino armameto pesado, pólvora y provisiones de guerra entre otras cosas. Todo lo citado anteriormente fue tomado de la Autobiografia del General José Antonio Páez, publicada en 1867, por la  Imprenta de Hallet y Breen, New York-USA.  

No soy historiador,  ni pretendo serlo, pero creo que esta fué la primera batalla naval que se libra y gana en Venezuela. Considero que  fue el General Páez quien primero confirió importancia a la conservación del caballo criollo venezolano por hacer ver la relevancia de este para la sucesion del éxito en la guerra de independencia  (y el abastecimiento de comida para las tropas patrióticas específicamente de carne bovina) y hoy nos toca a nosotros no sólo conservarlo sino reproducirlo (para evitar su extinción) y seleccionarlo para colocarlo en el sitial de honor que se merece. Venezuela y 5 países mas tienen una deuda de gratitud con nuestro caballo y el resto de los países colonizados por España, por lo menos una luz de inspiración hacia éste, NUESTRO PATRIOTA OLVIDADO, EL CUMPLIDOR DE VOLUNTADES, EL CABALLO CRIOLLO VENEZOLANO.  Es por eso y gracias a Dios, que hoy en día, algunos venezolanos, entre los cuales me incluyo, decidimos crear la Asociación de Criadores Caballos Criollos Venezolanos (ACCCV)  y sumar voluntades para sacar a nuestro caballo del anonimato, reconociéndolo como raza y dando a conocer todas sus virtudes y cualidades que se ha ganado desde la conquista de nuestro continente hasta nuestros días. 

Queda de parte del Estado venezolano, apoyar esta iniciativa y otorgar el nombramiento como raza oficial, haciendo acto de justicia histórica.

¡ VIVA NUESTRO CABALLO CRIOLLO VENEZOLANO!

M.V. Hector Jurado Capecchi

VicePresidente ACCCV

Derechos Reservado de Autor 2015.

Ejemplar: Palo de Agua (2007), nacido y criado por la Fundación para el Rescate del caballo criollo venezolano. Foto cortesía: M. Lampe.

Ejemplar: Garúa (2011), nacida y criada por la Fundación para el Rescate del caballo criollo venezolano. Foto cortesía: M.V. José L. Canelon. Presidente ACCCV.

Ejemplar: Ponche Crema (2014), nacido y criado por la Fundación para el Rescate del caballo criollo venezolano. Foto cortesía: Ing. G. Gonzalez, Director Ejecutivo ACCCV.