Cañonero II, el caballo nacido en los Estados Unidos pero representante de los colores venezolanos de Don Pedro Batista, su dueño, que había sorprendido al mundo hípico al ganar el Kentucky Derby de 1971 con una remontada espectacular, llegó al Preakness Stakes con gran expectativa. Muchos se preguntaban si su victoria en Churchill Downs había sido una casualidad o si realmente era un caballo excepcional.
Tras su increíble victoria en el Kentucky Derby, Cañonero II llegó a Baltimore rodeado de un aura de misterio y expectación. Muchos analistas y aficionados seguían dudando de su calidad, atribuyendo su triunfo en Churchill Downs a la suerte o a las condiciones de la pista. Sin embargo, para sus allegados, el entrenador Juan Arias y su jinete Gustavo Ávila, la confianza en el potro americano-venezolano era inquebrantable.
La semana previa al Preakness estuvo llena de entrevistas y atención mediática sobre la historia de un caballo "forastero venezolano" adquirido por una modesta suma y con una preparación un poco fuera de lo común, que capturaba la atención del público. La pregunta que había en el aire era si Cañonero II podría repetir la hazaña y seguir en camino hacia la codiciada Triple Corona.
La llegada a Baltimore entre la expectativa y la duda
Tras la euforia del Derby, Cañonero II llegó a Baltimore, Maryland, para disputar el segundo peldaño de la Triple Corona: el Preakness Stakes, programado para el sábado 15 de mayo de 1971 . La atmósfera en torno al potro venezolano era una mezcla de expectativa y cautela .
Los medios de comunicación cubrieron exhaustivamente la llegada y los entrenamientos de Cañonero II en Pimlico Race Course. Se analizaba su estado físico, su adaptación a la pista de Baltimore y las declaraciones de su entrenador y jinete. Muchos periodistas reconocían su talento pero se preguntaban si su victoria en el Derby había sido un golpe de suerte o si realmente tenía la calidad para imponerse nuevamente.
A pesar de la victoria en el Derby, algunos sectores de la prensa y los expertos seguían mostrando escepticismo . Se argumentaba que la pista rápida de Churchill Downs había favorecido su remate y que el Preakness, con una distancia ligeramente menor (1 3/16 millas, aproximadamente 1900 metros), podría no ser tan propicio para su estilo de carrera. Se mencionaban otros potros, como Jim French y Eastern Fleet, como rivales más consistentes y con mejores credenciales previas.
Su entrenador, Juan Arias y Gustavo Ávila, su jinete, se muestran confiados pero cautelosos, destacaban la buena condición física de Cañonero II y su adaptación al nuevo entorno. Ávila, en particular, enfatizaba la inteligencia del caballo y su capacidad para responder a sus indicaciones. Sin embargo, ambos eran conscientes del desafío que representaba el Preakness y la calidad de los otros competidores.
La prensa antes de la Carrera era un abanico de opiniones
Muchos columnistas reconocían la innegable capacidad de Cañonero II y su impresionante remate en el Derby. Se destacaba su corazón y su determinación. Algunos incluso comenzaban a vislumbrar la posibilidad real de que pudiera aspirar a la Triple Corona.
Sin embargo, la mayoría de los pronósticos seguían favoreciendo a otros caballos. Jim French , que había terminado segundo en el Derby, era considerado por muchos como el principal rival de Cañonero II y el más probable ganador del Preakness. Su consistencia y su buena actuación en Churchill Downs lo avalaban. Eastern Fleet era otro nombre recurrente, señalado por su velocidad inicial y su capacidad para marcar el ritmo de la carrera.
Crecían las interrogantes sobre la estrategia que utilizaría Gustavo Ávila con Cañonero II. ¿Intentaría mantenerse más cerca de los líderes desde el inicio, o confiaría nuevamente en su potente remate final? La táctica a emplear se consideró crucial para sus posibilidades de éxito.
Algunos periodistas señalaron que el arma principal de Cañonero II seguía siendo el factor sorpresa. Sus rivales ya lo conocían, pero su estilo de carrera impredecible y su capacidad para superar obstáculos lo convertían en un enigma para sus contrincantes.
El desarrollo de la carrera
El día de la carrera, el hipódromo de Pimlico registró una gran asistencia, con la esperanza de presenciar otro capítulo en la historia de Cañonero II. La pista se encontraba en condiciones rápidas, ideales para la competencia, al abrirse las puertas del aparato de partida, Eastern Fleet tomó la delantera, como se esperaba, marcando un ritmo inicial rápido, Gustavo Ávila mantuvo a Cañonero II en una posición más cercana al líder que en el Derby, demostrando una estrategia más agresiva.
Al llegar a la milla, Cañonero II ya se había colocado a la par de Eastern Fleet, generando un “match", como diría en su descripción el narrador Venezolano, José Eduardo Mendoza, el carismático “Miralejos”, durante gran parte de la carrera, para luego batirse en un emocionante mano a mano desde la última curva hasta entrar en la recta final. Los dos caballos luchaban con gran determinación, codo a codo, o mejor dicho “Pata a Pata” ante el delirio del público.
La imagen de Cañonero II y Eastern Fleet luchando con tanta intensidad en la recta final se convirtió en un momento icónico de la historia del Preakness Stakes, resaltando la pasión y la emoción del hipismo en su máxima expresión. Fue un testimonio de la calidad de ambos caballos y de la habilidad de sus respectivos jinetes.
Ya en la recta final faltando pocos metros para la llegada, la potencia y la resistencia de Cañonero II se pusieron de manifiesto al desprenderse en franca ganancia hasta la meta, tal cual como lo describió el también locutor hípico Venezolano, “Aly Khan" en su narración diciendo “Cañonero para todo el mundo” logrando superar a un valiente Eastern Fleet para cruzar la meta en primer lugar con cuerpo y medio de ventaja . Su tiempo final de 1:54 igualó el récord de pista para la distancia de 1 3/16 millas.
El "Relámpago de Caracas" se convirtió en la nueva sensación del hipismo estadounidense y ¡porque no, universal!, la ilusión de verlo ganar la Triple Corona se disparó. La atención se centró de inmediato en el Belmont Stakes, la última y más exigente prueba, donde la distancia de 1 ½ millas representaba un nuevo desafío para el potro venezolano.
Para finalizar, se me olvidaba comentarles que la carrera la ví con mis primos hermanos en su casa, ya todos sabíamos muy bien quien era Cañonero, todos emocionados, muchachos al fín que además de celebrar la victoria disfrutamos de estar juntos, no puedo describir lo que vino después cuando supimos el resultado, fue mundial!
Nos vemos en una próxima entrega.
Son Apuntes de un Veterinario.
Redacción e investigación documental Enrique Alberto Martín-Caro Malavé
La historia de Cañonero II, desde su humilde origen hasta su consagración en dos de las carreras más importantes del mundo, capturó la imaginación de la afición y lo convirtió en un símbolo de esperanza y perseverancia . Su victoria en el Preakness Stakes fue un paso crucial en su leyenda, consolidando su lugar en la historia del hipismo.
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