Nicolás Nahuel Vega es de Rincón, pero desde hace un buen tiempo está trabajando en Suecia, más precisamente en Bro una localidad distante 40 km. de Estocolmo, en donde se encuentra un importante hipódromo —Bro Park—.
Crédito: Gentileza NNH
Por Juan Moncada. Abril 2020
Está es la historia —una más— de un chico enamorado de los caballos, que sin tener relación con la hípica, poco a poco se fue metiendo en ella, para ahora lograr vivir de ella. En la actualidad Nicolás está en la lejana y “fría” Suecia, vareando, cuidando y a la espera de conseguir la ciudadanía para poder participar como jockey.
—¿Cómo fue tu llegada al turf?
—Desde chico tuve una pasión por los caballos, empecé teniendo un caballo de andar y lo tenía un amigo de mi papá en su stud ya que tenía cuadreros y lo usaban de marchero, tenía 11 años, soy el único de toda mi familia que le gustan los caballos y desde ahí me empezaron a seguir, mi padre y mi padrino, aprendí primero a montar los cuadreros, a los 16 años tuve la suerte de empezar solo a cuidar un caballo, eso sí, me mandaban al colegio por la mañana, cuidaba y trabajaba, lo que hoy doy gracias a Dios a mis padres por enseñarme y ser lo que hoy soy. A los 18 años, se me presentó la oportunidad de ir a Buenos Aires gracias a un amigo de la infancia que trabaja allá, mis padres no querían que me vaya, así que me escapé y me fui solo sin conocer nada y comencé a trabajar con el cuidador Jorge Mayansky Neer, estuve cuatro años con él, después un año con Guillermo Frenkel Santillán y cinco años con mi cuidador favorito Eduardo Carlos Tadei. Luego volví a Santa Fe y trabajé con mi amigo y hermano de la vida, el que siempre estuvo en las buenas y malas, Luis Abelardo Gaitán, gané carreras y clásicos de grupo con todos los cuidadores pero solo me faltaba un gran premio de G1 y se me dio con Humor Ácido en el Ciudad de Buenos Aires en Palermo.
—¿Tu llegada a Suecia?
—La oportunidad de venir acá se la debo a una gran persona, un amigo: el jockey Gustavo Solís, que confió en mi, en que no lo defraudaría, ya que el pasaje es costoso y sobre todo que no es cerca, estamos en el otro lado del mundo. Tenía que afrontar todo lo que pudiera pasar por estar tan lejos de la familia, tal como algo muy duro que sucedió, que fue la muerte de mi padre en Santa Fe, hace poco más de un mes, son las cosas de la vida.
—Estas en un lugar cerca de Estocolmo...
—En Bro, una ciudad que se encuentra a solo 40 km. de Estocolmo; el hipódromo se llama Bro Park. Trabajo con una cuidadora, con Gustavo (Solís) en su establo y montó a algunos otros cuidadores, acá es muy diferente a como se cuida en Argentina, para mi es todo nuevo es como empezar de cero, pero te vas adaptando con el tiempo. Se monta en grupos de 5 ó 6 caballos y se varea con montura todos los días y lo principal, que me cuesta, pero de a poco le voy agarrando la mano al idioma, aquí hablan en sueco pero yo estoy entendiendo y aprendiendo el inglés para que me sea más fácil.
—¿Cuál es tu idea de cara al futuro?.
—No tengo definido si seguir acá o regresar al país, por ahora estoy muy bien en un lugar muy lindo y con un buen respaldo desde lo económico, esto te otorga una gran tranquilidad, encima haciendo lo que uno ama. La vida es cara, pero con los sueldos se puede vivir muy bien y la verdad no nos falta nada. El trabajo es sacrificado, como lo es en cualquier parte del mundo en el tema de los caballos, pero acá se le suma el clima. Yo me levanto a las 4.30 de la mañana y del departamento me voy en auto al hipódromo y ya comienza el día que se termina con la caída del sol.
—Una realidad totalmente distinta a la nuestra...
—La verdad es mi primer experiencia de salir del país, estoy muy asombrado porque son hermosos todos los lugares y es otra cultura, la gente vive para los animales, ahora estamos en primavera, a mi me tocó llegar en invierno con nieve y con temperaturas muy bajas de hasta 10 grados bajo cero; sufrí bastante ya que no estaba acostumbrado a temperaturas así, pero de a poco uno se acostumbra. Todo lo que hago lo hago por pasión y porque jamás tuve oportunidad de poder cuidar en Argentina, ya que no tuve apoyo de nadie como para poder empezar, así que decidí experimentar y seguir aprendiendo ya que estoy convencido que esto me servirá mucho, acá tengo dos caballos en cuida, gracias a una familia sueca que conocí y me hice muy amigo de la hija, que es joketa aprendiz,habla poco español pero nos entendemos, ella me presentó y me dieron sus dos caballos para que empiece a entrenarlos. Además soy utilero, tengo tres jockey de primer nivel, a los cuales los días de carreras les preparo las monturas, les limpio sus indumentarias y así me voy aclimatando de a poco, ahora, hasta que me salgan los papeles estoy entrenando para poder correr carreras de amateurs.
Frío, nieve y coronavirus
La actividad se mantiene todo el año pese a la nieve, las jornadas son una vez por semana. “Ahora estamos en primavera y se vienen los clásicos más importantes en Mayo, Junio y Julio, acá se correr una de las series de la Breeder’s, luego ya en otoño se ralean un poco las carreras y baja el nivel”.
En cuanto a la pista resaltó “La cancha con el frío se pone muy dura, por eso durante toda la noche se la trabaja con sal, esto se realiza aún cuando está nevando, pero se complica porque se forman bloques de tierra muy dura y se hace difícil para el vareo, pasa que por lo general en las noches la temperatura baja a los -20°”.
La pandemia de coronavirus se está haciendo sentir en Suecia “Entre 180 y 200 fallecimientos por día en Estocolmo, acá en Bro, no tanto. Se toman todas las precauciones, con el respeto de la distancia y el uso de los barbijos, pero el movimiento es normal, no ha cambiado la rutina, los negocios están abiertos. En cuanto al hipódromo se sigue corriendo con normalidad, no se paró nunca, eso si, se respeta el protocolo: las jornadas son sin público, un peón por caballo, luego aparece el jockey que lo monta en la redonda, mientras que el cuidador se mantiene a una distancia. Para la foto el peón de un lado y del otro el cuidador, no puede estar nadie más”.
Unión y Las Flores
Al igual que su padre —fallecido hace poco en Rincón—, Nicolás es hincha fanático del tatengue y como puede sigue los partidos del equipo santafesino. “Del hipódromo de Las Flores guardo los mejores recuerdos, sobre todo cuando ganamos el clásico Juan de Garay en tiempo récord con el caballo Bombazo Plus”.
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