La pasión por los caballos y la natural vida tienen un nombre; Pablo Barzola

El establecimiento se encuentra ubicado en Boulevard 40 y 23, donde años atrás funcionaba ‘Ángeles sin Alas’, un escuela de equinoterapia y equitación. Hoy está destinado a la doma de caballos. La idea es también crear una Guardería o Pensionado para quienes tienen caballos y no cuentan con un lugar de guarda.


Buenos Aires, Argentina. Agosto, 2024.

La pasión por los caballos corre por la sangre de la familia Barzola, especialmente  Pablo Andrés, que desde siempre  mantiene una relación con los nobles equinos, no solo como domador, sino también creó  años atrás, “Ángeles sin Alas”, un espacio dedicado a la equinoterapia y a la equitación

Desde su establecimiento,, ubicado en Boulevard 40 y calle 23, y en diálogo con Maria Rosa Luna , el joven domador se considera muy “piquero”, como se autodefinió.

Al respecto, ante la consulta de María Rosa Luna,  Pablo expresó, “Arranqué  en la Sociedad Rural, hace quince años, con la equinoterapia. Había hecho un curso, me llamaron y arrancamos ahí, donde estuve un tiempo. No nos entendimos por algunas cosas, me fui y empecé acá, en mi casa”, señaló mostrando a su vez al patricillo  manso que lo acompañaba,  llamado ‘Tropique’, de Bahía Blanca, que llegó hace poco.

“Ahora me estoy dedicando a domarlos. Cuando tuvimos que parar por la  recesión en la  pandemia, no podíamos continuar con las clases (de equinoterapia y equitación), porque son actividades con mucho contacto, y con chicos, que por su patología,  son inmunológicamente más complicados y obviamente se paró mucho más que todo el resto. Pero, gracias a Dios, siempre tomaba  caballos  para domarlos, a  algunos patrones de Bahía Blanca y lo hacía junto con la equinoterapia. Por suerte, salieron más  caballos para domar, porque si no, no sé qué hubiera hecho, al quedarme sin trabajo”.

“Gracias a Dios, me llené de caballos y me va mucho mejor económicamente, aunque no es mi foco y el que me conoce lo sabe, pero bueno, me acostumbré a vivir un poquito mejor, que cuando tenía las clases de equinoterapia”.

Y amplió Pablo. “También tenemos la opción de Pensionado de equinos,  aunque ahora estamos llenos de caballos para domar, más de diez, La idea es tener más de un cincuenta y cincuenta (50 % para domar y 50% de pensión) y no como ahora que hay un 80 por ciento para domar. Sería como una guardería, para aquellos que tienen caballos y no tienen lugar donde tenerlos, los trae acá, Se les cobra el corral y la atención. En algunos casos la comida y en otros la comida la pueden poner los propietarios”-

Consultado sobre cómo es la conexión con los caballos, explicó. “Es desde siempre, desde que era chiquito me encantaban. Mi viejo, por cosas de la vida tenía caballos y fue con los primeros que  me relacioné. Papá, empezó a enseñarme a domar y aquí estoy. Mi vida es muy natural, estoy alejado de la ciudad, pero siempre con gente, porque tengo amigos que me visitan. Si bien no salgo de caso, estoy siempre acá, porque tengo gracias a Dios mucho trabajo, lo disfruto, me gusta domar a gusto mío.

“En septiembre cumplo 43 años y pienso a futuro seguir con esto. Porque no me veo sin caballos. Ahora me acompaña mi sobrino, hijo de Marcelo que está muy entusiasmado y lo hace muy bien. No me veo con otra cosa que no sea caballos.”, finalizó Pablo Barzola, desde su lugar preferido, acompañado por un hermoso equino, que no dejaba de acariciarlo. Un lugar privilegiado, donde la  Naturaleza  y Dios le brindaron lo que siempre buscaba.

Con la voz, con estímulos, sin violencia y con libertad,  los caballos se unen en un espectáculo mágico de la mano de su entrenador.  Gracias Pablo, por dejarnos entrar a tu casa y por la nota.

Alguien dijo alguna vez. “Muéstrale al caballo tu alma y él te mostrará la suya”

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