Concepción del Yaguareté Corá, Corrientes, Argentina. Enero, 2018. Recién
amanece, es muy temprano y están un poco ansiosos por la aventura que
viene. Silvia y Carlos terminaron de desayunar y esperan a Don Omar
Rojas, el encargado de cumplirles un deseo por el que recorrieron 700
kilómetros desde su casa de Berazategui hasta Concepción del Yaguareté
Corá, Corrientes. "Nos encanta andar a caballo y estábamos buscando un
plan para el fin de semana. Googleando encontré una nota que contaba la
experiencia de cabalgar por los Esteros del Iberá que incluía un cruce a
nado... acá estamos", dice entusiasmada Silvia Oltolina.
Impecable, vestido con bombachas de campo, pañuelo azul
por debajo del cuello de la camisa a cuadros, Don Omar llega a La
Alondra, el hotel boutique donde se hospedan Silvia y Carlos. Un saludo
afectuoso rompe el hielo entre la pareja de cerca de cincuenta años y
este paisano nacido y criado en el Iberá profundo.
Nadar a caballo, un ritual para recorrer los Esteros del Iberá
Don Omar les exhibe su acreditación de baqueano con
anécdotas. "Trabajé 29 años en la isla San Alonso para la familia Ansola
y luego 14 años con el filántropo americano Douglas Tompkins, él nos
mostró lo que teníamos. Hasta ese entonces no le dábamos importancia,
con él aprendimos a cuidar la naturaleza", dice antes de subir a los
turistas a su Amarok para emprender la expedición que arranca en el
puerto Carambola.
La historia de Don Omar es un caso paradigmático del
trabajo del equipo de Comunidad de Conservation Land Trust (CLT), la
fundación de Tompkins cuyo objetivo es la reintroducción de fauna
extinta en el Parque Iberá y que, además, con el apoyo de algunas
empresas como Volkswagen, trabaja con las comunidades y municipios
vecinos a los Esteros para incentivar el desarrollo local con el
ecoturismo. "Junto a los pobladores buscamos estrategias para
reconvertir sus conocimientos y actividades tradicionales en valores
para la industria del ecoturismo basado en la cultura local. Trabajamos a
través del diálogo, el acompañamiento y con acciones específicas de
capacitación", describe Hada Irastorza, coordinadora del equipo
Comunidad de CLT y Fundación Flora y Fauna Argentina.
Helicóptero, Manso y El Negro esperan con la montura
puesta. Una hora después están en la orilla. Silvia se ríe, un poco de
los nervios aunque experiencia le sobra: un año antes cruzó la
cordillera en mula. Don Omar deja su equino a un ayudante y guiará desde
un bote.
"Es hermoso, es hermoso" grita Silvia agarrada de la crin
de Helicóptero mientras nadan por el humedal que, a esa altura, tiene
una profundidad de tres metros. "Cuando el caballo pierde pie, esto es,
deja la tierra, el jinete debe desmoronarse y desprenderse por arriba
del equino. En lo posible, la persona debe ayudar y nadar un poquito
para que el animal se sienta más cómodo", explica Don Omar.
El paisaje acompaña la belleza de la experiencia, plantas
acuáticas como el agua pez que funciona como un manchón violeta en el
horizonte o animales como el yacaré forman parte del escenario natural
de Iberá. Tras varias horas de cabalgata, los turistas llegaron al
Paraje Ñu Py donde Don Omar tiene su casa. Allí los esperaban las hijas
del baqueano con tortas fritas que todos juntos comieron mirando el
atardecer sobre el agua.
Dónde queda
"La casa es hermosa, de madera con techo de chapa a dos
aguas y con galería rodeada de césped", describe Silvia y agrega que a
unos pocos metros hay un arroyo fascinante para ver el amanecer. La
vuelta tomó una hora de cabalgata y otra hora y media de lancha.
"Volvimos acompañados con Omar y sus hijas a caballo y con un carro en
el que llevan y traen cosas para la casa", dice Silvia.
Para los turistas del Gran Buenos Aires la experiencia
que vivieron fue inigualable. "Durante la cabalgata vimos una pareja
enorme de ciervos, yacarés, carpinchos, aves, flores de diferentes
formas y colores y peces", concluye Silvia. Es cierto, Iberá cuenta con
el ambiente para vivir un verdadero "safari americano".