sábado, 27 de septiembre de 2025

Los caballos, clave en la prevención de incendios: «Un solo animal puede limpiar hasta tres hectáreas al año»

 

Caballos de Przewalski en la Reserva Nacional de Caza de Boumort. UAB

Hasta ahora, la mayoría de investigaciones sobre ganadería extensiva aplicada a la gestión forestal se habían concentrado en pequeños rumiantes y, en menor medida, en razas bovinas rústicas.

Por Rodrigo Díez Manceñido

Madrid, España. Septiembre, 2025.- Este verano 2025 ha sido uno de los más trágicos en lo que a los incendios forestales se refiere. Solo en el mes de agosto, 336.345 hectáreas se quemaron en España como consecuencia de los fuegos. Galicia fue la comunidad más afectada, con 143.628 hectáreas quemadas, seguida de Castilla y León, con 141.264 hectáreas, y Extremadura, con 41.525 hectáreas.

Por este motivo, se intenta ahora esclarecer el porqué de la virulencia de estos incendios y cuál es la forma de evitar que vuelva a ocurrir algo parecido. Invertir en prevención y en extinción son los dos pilares clave, pero igualmente es necesario encontrar nuevas fórmulas para aplicarlos.

Una investigación en la que participan la Reserva Nacional de Caza de Boumort, la Fundación Miranda, la Asociación Forest Horses y la Universidad de Barcelona (UB) ha puesto de relieve el papel que los caballos pueden desempeñar en la gestión sostenible del paisaje mediterráneo. El trabajo muestra que estos animales adaptan su dieta en función de la raza, el entorno y las condiciones de manejo, lo que les permite complementar la labor de otros herbívoros, como ovejas y cabras, en la prevención de incendios forestales al reducir la carga de combustible vegetal y mantener abiertos los paisajes.

Hasta ahora, la mayoría de investigaciones sobre ganadería extensiva aplicada a la gestión forestal se habían concentrado en pequeños rumiantes y, en menor medida, en razas bovinas rústicas. Los caballos habían quedado relegados a un papel marginal porque tradicionalmente se les consideraba pastadores de hierbas con poca incidencia en la vegetación leñosa. Sin embargo, como señala la arqueozoóloga e investigadora Ramón y Cajal de la Universidad de Lérida, Ariadna Nieto-Espinet, este estudio aporta datos empíricos inéditos sobre su potencial en ecosistemas mediterráneos.

El análisis se basó en tres experiencias concretas. En Boumort se evaluó a los caballos de Przewalski en semilibertad, con una carga ganadera mínima de 0,02 cabezas por hectárea y año, en un paisaje en mosaico con bosques, prados y matorrales. En el Parque Natural de El Garraf, la raza rústica pottoka se mantuvo en pastoreo continuo y semilibertad durante un año con una densidad baja de 0,2 cabezas/ha/año. Finalmente, se observaron caballos cruzados en actuaciones intensivas de pastoreo a corto plazo, con alimentación suplementaria y una presión de 2,5 cabezas/ha durante un mes y medio.

Para evaluar su dieta, se recopilaron 50 muestras fecales frescas y se aplicaron análisis microhistológicos junto con modelos estadísticos avanzados. Esto permitió identificar tanto el consumo de gramíneas como de especies leñosas, entre ellas Quercus, Juniperus o Pistacia, además de herbáceas como el listón (Brachypodium retusum).

Los resultados muestran patrones diferenciados. Los caballos de Przewalski, en un paisaje variado, consumieron principalmente gramíneas y mantuvieron prados abiertos sin ejercer una gran presión sobre la vegetación leñosa. En cambio, la raza pottoka inició su dieta con herbáceas finas y muy inflamables, pero a medida que estas se agotaban pasó a alimentarse de plantas leñosas, contribuyendo así al control del sotobosque. Los caballos cruzados, bajo un manejo intensivo y de corta duración, se adaptaron rápidamente de herbáceas a especies leñosas, lo que refuerza su utilidad en intervenciones de gestión forestal dirigidas.

«Estos resultados muestran que los caballos, a pesar de su fama de preferir solo herbáceas, poseen una flexibilidad notable que los convierte en aliados valiosos en la prevención de incendios», afirma Jordi Bartolomé. Ariadna Nieto-Espinet añade que las razas rústicas, a menudo poco valoradas, tienen una enorme capacidad de adaptación que las sitúa en el centro de estrategias silvopastoriles.

El equipo investigador coincide en la necesidad de más estudios a largo plazo que cuantifiquen el impacto real de los caballos en la reducción de biomasa inflamable. No obstante, defienden que su plasticidad alimentaria los convierte en una herramienta prometedora dentro de una gestión forestal más sostenible, especialmente en un contexto marcado por el cambio climático, la despoblación rural y el creciente riesgo de incendios en la cuenca mediterránea.

Ver noticia original con sus detalles en: El Debate

No hay comentarios:

Publicar un comentario