Unas
2.000 personas con discapacidad han participado en las actividades del centro.
León,
España. Mayo 2016. La Obra Social de La Caixa y la
Fundación Carriegos renovaron ayer un convenio de colaboración por el que
continuarán trabajando en el impulso de actividades de rehabilitación de
personas con necesidades especiales a través de las terapias asistidas por
caballos con el fin de mejorar su calidad de vida, ayudarles en la integración
social y dotar a estas personas de una mayor autonomía.
Este
tipo de terapias trabaja objetivos rehabilitadores a nivel físico, educativo,
sensomotriz y cognitivo.
Por su
parte, la Fundación Carriegos concederá becas de terapia asistida por caballos,
destinadas a las personas con discapacidad que acuden semanalmente al centro
ecuestre ‘El Caserío’.
Más de
2.000 discapacitados han sido asistidos en la Fundación Carriegos desde su
creación en el año 2003, impartiendo al año unas 1.900 sesiones de terapia.
Este
acuerdo se enmarca dentro del compromiso de responsabilidad corporativa de La
Caixa para promover y apoyar proyectos solidarios. La compañía dedica parte de
sus beneficios a la acción social y mantiene un diálogo constante con la
sociedad para conocer sus necesidades y contribuir a paliarlas.
La
terapia ecuestre es un método terapéutico que se incluye dentro de las terapias
y actividades asistidas por animales. Se trata de una modalidad terapéutica de
carácter rehabilitador, que utiliza al caballo como medio para aplicar de forma
programada determinadas técnicas reeducadoras sobre personas con capacidades
diferentes, tanto en edad infantil como adulta.
Esta
terapia aprovecha los movimientos tridimensionales del caballo para estimular
músculos y articulaciones del paciente, ya que la persona realiza sus ejercicios
de rehabilitación montada sobre el animal. Esto obliga al paciente a mejorar
notablemente el tono muscular, el equilibrio, la deambulación y la
coordinación.
Además
del aspecto físico la terapia ecuestre aporta facetas terapéuticas determinantes
a niveles cognitivos, comunicativos y de personalidad, que no aportan los
aparatos rehabilitadores convencionales, según señalan desde la fundación. «El
vínculo afectivo que el paciente establece con el caballo aumenta su confianza
y estimula el lenguaje para el desenvolvimiento del habla, la comunicación y la
sociabilización».
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