viernes, 17 de enero de 2025

Caballos explotados y senderos deteriorados: las secuelas del turismo desmedido en el Tayrona

 

Los caballos son sometidos a extensas jornadas de caminatas. 
Foto: Roger Urieles.

Las directivas del parque no han logrado implementar las medidas prometidas para proteger animales.


Santa Marta, Colombia. Enero, 2025. El Parque Nacional Natural Tayrona, ubicado en Santa Marta, sigue consolidándose como uno de los destinos más visitados de Colombia.

A diario, esta reserva natural completa su aforo con miles de turistas nacionales y extranjeros que buscan disfrutar de sus playas y paisajes únicos. 

Sin embargo, tras el éxito turístico, se esconde una realidad preocupante: el sufrimiento de más de 270 caballos y mulas que se utilizan como medio de transporte para los visitantes, a pesar de las promesas de prohibir esta actividad.
Promesas incumplidas y condiciones deplorables.

En abril de 2022, las directivas del Parque Tayrona anunciaron que se pondría fin al uso de caballos como transporte para turistas, implementando un programa de reinserción laboral para los arrieros.

No obstante, casi tres años después, la medida sigue siendo letra muerta. Los equinos continúan sometidos a extensas jornadas laborales, cargando a turistas sin descanso y sin condiciones adecuadas para su bienestar.

Karla Carpio, médica veterinaria que visitó recientemente el Tayrona, denunció públicamente el estado crítico de los animales. “Fue muy triste para mí ver las condiciones en las que estaban los caballitos y las mulas. Como especialista en bienestar animal, me impactó profundamente comprobar que no se cumplen los estándares mínimos según los manuales de bienestar”, expresó Carpio en sus redes sociales.

Con fotografías y videos, Carpio documentó la realidad: caballos atados bajo el sol abrasador, sin acceso a agua ni alimento, mostrando claros signos de estrés térmico como respiración acelerada, sudoración excesiva y apatía.

Regulaciones ignoradas

Según las normas establecidas, los caballos deberían trabajar un máximo de seis horas al día, con descansos regulares, y cargar un peso no mayor al 20 % de su peso corporal. Sin embargo, los animales son obligados a transportar cargas superiores, agravando su desgaste físico.

El servicio, que cuesta entre 60.000 y 70.000 pesos por trayecto, se ha convertido en una fuente de ingresos para 54 afiliados a tres asociaciones locales, pero a costa del bienestar de los animales.

Impacto ambiental

El uso de caballos no solo afecta a los animales, sino también al ecosistema del Tayrona. Los senderos naturales han sufrido un deterioro evidente debido al tránsito constante, poniendo en riesgo la flora y fauna del parque. 

A esto se suma la acumulación de basura en los caminos, especialmente en temporadas altas, evidenciando una deficiente gestión de residuos.

Autoridades, entre conversaciones y pocas soluciones

Carlos Vidal, director del Parque Tayrona, reconoció que la arriería no está permitida como transporte de turistas según el reglamento, pero sigue siendo tolerada como actividad económica de las comunidades locales. 

“Estamos realizando mesas de trabajo para buscar alternativas económicas y mejorar las condiciones de los caballos”, afirmó Vidal.

Sin embargo, los avances parecen lentos frente a la magnitud del problema.

Según el plan de manejo del parque, solo entre 30 y 35 caballos deberían estar en operación diaria, pero en la práctica, más de 200 equinos son utilizados para esta actividad, superando ampliamente los límites establecidos.

Testimonios de los afectados

Un arriero que prefirió mantener su nombre en reserva expresó: “Nos prometieron capacitaciones para aprender otros oficios, pero nunca cumplieron. Nosotros vivimos de esto, pero no tenemos apoyo ni recursos para mejorar las condiciones de los caballos”.

Por otro lado, turistas como Marcela Gómez, quien visitó el parque en diciembre, criticaron la situación: “Es desgarrador ver a los caballos en ese estado. Creo que deberían implementar transporte ecológico alternativo y regular más estrictamente esta actividad”.

Mientras los precios de ingreso al Tayrona aumentan, los caballos siguen pagando el precio más alto del auge turístico. Aunque las autoridades insisten en que buscan soluciones, la realidad sigue siendo desalentadora.

El Parque Tayrona, símbolo de biodiversidad y atractivo turístico, enfrenta un desafío crucial: garantizar el equilibrio entre la conservación ambiental, el bienestar animal y el sustento de las comunidades locales.

Ver noticia original con sus detalles en: El Tiempo

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