La playa de La Enramada acogió el acto principal del día grande de la celebración del copatrono de Adeje, al que asistieron miles de personas, muchas de ellas turistas.
Adeje, Tenerife, España. Enero, 2025. Adeje celebró ayer la festividad de San Sebastián, una de las tradiciones más antiguas de la isla de Tenerife, que data del siglo XVIII. Como cada año, miles de personas asistieron en La Caleta tanto a la misa como a la procesión posterior y a la bendición de animales en la playa de la Enramada.
Más de cien caballos participaron en la fiesta adejera, pero también cabras, ovejas, burros, camellos, ponis, perros y aves, todos ellos acompañados por sus dueños y bajo la supervisión de los veterinarios, según informó el Ayuntamiento.
La jornada comenzó a las 12.00 horas en la iglesia de San Sebastián con la misa oficiada por el párroco Agalac Alonso, quien resaltó la figura de San Sebastián, “un santo que cumple”, dijo, y pidió a los presentes ser conscientes del “regalo que es la vida” y preguntarse “cuánto tiempo se pierde en cosas inútiles”.
Al término de la homilía, que contó con la participación de la parranda Boleros de Armeñime, el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, subrayó el carácter “espontáneo” de la celebración. “Es una fiesta del pueblo, sencilla y cálida, en la que nosotros, desde el ayuntamiento, preservamos la esencia, establecemos el espacio y garantizamos la seguridad”, remarcó. Además, destacó la diversidad de nacionalidades entre los asistentes.
Rodríguez Fraga, con un pie en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), donde le espera una semana intensa como alcalde de Adeje y presidente de la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias, expresó, en declaraciones a Radio Sur Adeje, sus peticiones a San Sebastián: “Paz en el mundo, espíritu solidario y no acostumbrarnos al dolor de los demás”, citando expresamente a los migrantes que se juegan (y pierden) la vida en la ruta canaria y a las víctimas de guerras como la que se libran en Ucrania o en Oriente Próximo.
El regidor sureño también se acordó de “aquellos que no pueden estar aquí, especialmente quienes se encuentran en Venezuela, que están pasando momentos difíciles y que, a pesar de la distancia, viven esta fiesta con gran entusiasmo”.
La procesión discurrió por la plaza hasta llegar a la playa de La Enramada, en la que se produjo uno de los momentos más esperados: la tradicional entrada de los jinetes al mar bajo la supervisión de socorristas, policías locales y personal sanitario.
Tras la pertinente reverencia al mar, como manda la tradición, la imagen de San Sebastián fue llevada a la zona de El Humilladero y, seguidamente, a la plaza que lleva su nombre, donde se realizó la bendición de los animales. Desde la organización se vallaron diferentes zonas para que los animales de mayor tamaño se mantuvieran en buenas condiciones, bajo la sombra y con provisiones de agua.
Este año, como en los últimos, se establecieron diferentes puntos de avituallamiento para los participantes, a cargo de las comisiones de fiestas de los diferentes barrios, donde poder compartir “un trocito de carne o un fisco de vino”, como señaló el alcalde. Una propuesta gastronómica enriquecida por las aportaciones de bares y restaurantes del municipio. De hecho, la plaza acogió numerosos ventorrillos y puestos de dulces tradicionales.
Como viene siendo habitual, el entorno de los ventorrillos y puntos de venta de alimentos y dulces tradicionales contaron con una gran afluencia de personas en las inmediaciones de la plaza.
Según informó el Ayuntamiento de Adeje, no se produjeron incidencias reseñables durante toda la jornada y “la convivencia y la tranquilidad” predominaron durante la celebración, en la que se congregaron personas de todas las edades, procedencias y culturas.
Para garantizar la seguridad de la ciudadanía, el ayuntamiento delimitó un área de aparcamientos, dejando libres las vías principales de circulación para una mejor fluidez tanto peatonal como del tráfico rodado. También se dispuso de una zona acordonada y preparada para la colocación del ganado que participó en la procesión. Además, se dispuso de un amplio dispositivo de seguridad, en el que participaron agentes de la Policía Local, Nacional, Guardia Civil, policía canina, salvamento, socorrismo y Protección Civil.
El mirador de La Paloma fue uno de los lugares privilegiados para presenciar las pericias de los jinetes y los caballos en el mar. Y, como en las últimas ediciones, la organización reservó una zona para personas de movilidad reducida o discapacidad con el objetivo de garantizarles un espacio accesible y con buena visibilidad.
En la jornada previa, la celebración incluyó una misa cantada por el grupo Mesturao, una pequeña procesión con la Banda del Patronato Musical de Adeje y la actuación de la parranda Bentahod.
Ver noticia original con sus detalles en: Diario de Avisos El Periódico de Tenerife
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