sábado, 21 de septiembre de 2024

Una yegua preñada, una joven preocupada y 700 animales: la historia del refugio que rescata caballos explotados por tracción a sangre

 

El antes y después de India, la yegua que fundó Rescate equino Cinco Corazones.

Rescate Equino Cinco Corazones es una organización no gubernamental que nació luego de salvar la vida de India y la de su potrillo, Spirit. A ese rescate en una comisaría de La Tablada, le siguieron más de 600 equinos y otros cien animales de otras especies. La conmovedora historia en el marco del Día Nacional del Caballo.

Buenos Aires, Argentina. Septiembre, 2024. El 8 de agosto de 2021 se emitió una alerta por tormentas y ráfagas intensas en la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Durante esa noche, en la que el viento superó los 45 kilómetros por hora, Yesica Paola Antonio recibió un mensaje que iba a cambiarlo todo en su vida y en la de más de 600 animales. Pero aún no lo sabía. Una yegua embarazada había sido secuestrada, bajo la terrible tormenta, cuando atada a un pesado carro era usada para cometer un ilícito en uno de los barrios del partido de La Matanza.

“Fuimos a buscarla a una comisaría porque ninguna ONG podía llevársela: era India, que estaba preñada y atada a un carro. La estaban usando para robar y cargar bocas de tormenta”, cuenta Yésica, fundadora del refugio Rescate equino Cinco Corazones, que nació esa misma noche cuando entendió la necesidad que la llamaba.

En sólo tres años, rescataron a más de 600 animales, quinientos de ellos son yeguas y caballos. Los otros cien, de otras especies, incluidos perros, vacas y chanchos. Algunos de ellos conviven y comparten su nueva vida en un predio ubicado al sur del Conurbano (por razones que hacen a la seguridad de los animales no revelan dónde queda) y la mayoría en otros santuarios de animales.

Uno de las postales en RECC (Instagram/caballosrecc)

Esta ONG también rescató a Sombra, la yegua preñada que fue recuperada en mayo de este año, cuando cargaba una moto y que aún corre el riesgo de volver con su maltratador.

Desde 1999, cada 20 de septiembre se celebra en Argentina el Día Nacional del Caballo, fecha establecida por la Ley 25.125 “a los efectos de celebrar la presencia y relevancia con que éste acompañó a la organización histórica, económica y deportiva de la República Argentina”. La efeméride obedece al día en que Gato y Mancha, dos caballos criollos, llegaron a Nueva York, luego de haber partido desde Buenos Aires el 25 de abril de 1925 guiados por el suizo Aimé Félix Tschiffely: habían recorrido en dos años y medio algo más de 17 mil kilómetros a través de 494 etapas.

Al contrario de lo establecido por esta norma cuando se pensó en recordar a los caballos como recursos que hicieron parte de la historia nacional, las organizaciones de rescate equino de todo el país piden que esta jornada sea un día para homenajear a estos animales reivindicando sus derechos como seres con consciencia y sintiencia; apelando, sobre todo, al fin de la tracción a sangre en cada una de sus modalidades.

India al momento de ser rescatada (Instagram/caballosrecc)

India

Esa noche, la del 8 de agosto de 2021, Yésica estaba con un grupo de proteccionista de perros y gatos cuando mediante un mensaje de texto se entera de la situación que ocurría en La Tablada, una de las localidades matanceras.

“Recuerdo que, pese a terrible tormenta, estaba con un grupo de chicas que conocía porque entonces yo rescataba perros y gatos; ya había empezado a meterme con la tracción a sangre animal. Un tiempo antes, en conjunto, habíamos rescatado a una yegüita y en el grupo de WhatsApp del rescate avisaron que estaban buscando un lugar para una yegua, aparentemente preñada. En primer momento, iba a ir otra ONG, pero no pudo y una persona conocida se comunica directamente conmigo para preguntarme si yo podía podía hacer algo como conseguir alguna otra ONG que la recibiera esa misma noche. Debido al clima y la situación de los refugios, no conseguía a nadie que la pudiera hacerlo”, narra.

Yesica no pudo pensar en que esa yegua se quedaría desamparada otro día más y, con lo puesto, salió a buscarla. “Le pregunté a una amiga si podía tenerla en el patio de su casa, al menos por esa noche. Sólo quería sacarla de allí”, recuerda.

Conmovida relata: “Fui sin saber nada, pero la fui a buscar. O sea, sin saber cómo era el manejo, en realidad, porque aunque ya habíamos rescatado a otra yegua, yo no había hecho todo ese tema del papeleo ni nada por el estilo. Entonces, al llegar a la comisaría vi que India estaba comiéndose la tierra que había en un lugar que hacía de garaje. Pateaba las motos porque estaba ahí estaba muerta de hambre... Recuerdo que llovía torrencialmente y cuando llegó el batanero la cargamos al batán para hacer el traslado a la casa de mi amiga”.

India y Spirit en el RECC (Instagram/caballosrecc)

Mientras trasladaban a India, comenzó a buscar veterinarios que pudieran atenderla. “Encima de todo lo que estaba pasando, yo no tenía el conocimiento ni idea de nada porque, aunque me crié con caballo, no tenía los conocimientos necesarios para lo que exige un rescate, pero pude sacarla de allí y logré encontrar a una veterinaria”.

Llegó sin herraduras en ninguna de sus patas, estaba muy dolorida, en un estado de desnutrición grave. “Estaba muy golpeada. ¡Muy! Enseguida noté que era más desconfiada con las mujeres. Pienso que alguna mujer le habrá golpeado tanto porque hasta el día de hoy escucha la voz de la mujer y le molesta. Es una yegüita bastante particular”, describe con pena.

Al momento de ser revisada por la veterinaria, a pocas horas del rescate, la médica sugirió que podría estar preñada, pese a la extrema delgadez. “Cuando llega al campo, se le hace la revisación médica veterinaria correspondiente y nos confirman que tenía una preñez avanzada”. El potrillo nació el 26 de noviembre de ese año y se llama Spirit.

Los análisis de India también revelaron que tenía anemia. “Empecé a buscarle un pensionado y se quedó en uno de General Rodríguez. Estuvo allí casi dos años. En ese tiempo, seguí rescatando a otros caballos, que se iban derivados a otras ONG hasta que decidí tenerlo yo: llegué a tener a 20 caballos pensionados. En ese momento, conocí una chica que en uno de los rescates me dijo que si quería seguir haciéndolo, tendría que hacerlo de otra manera porque llegaría el momento en que no podría costear todo. Ahí nació la idea de pedir padrinos y madrinas; y constituimos la Asociación Civil”.

Cinco Corazones

El dolor en los ojos de India -como la nombró Yesica debido al valor y fuerza que demostró la yegua- hizo que la mujer decidiera dedicarse de lleno a rescatar caballos víctimas de la tracción a sangre.

“Recuerdo que cuando empecé, se rescataban muchos caballos y los iba enviando a otras asociaciones, pero muchas veces no me quedaba conforme y, luego de pensarlo bastante, me dije que si seguiría rescatando a estos animales tendría que hacer algo más por ellos... Así surgió la idea de fundar una Asociación Civil”, cuenta.

El primer rescate de la ONG fue Brahma. “También la fuimos a buscar una comisaría con otra proteccionista, pero mi primera rescatada, porque lo hice sola, fue India. Ella es, en realidad, la fundadora de esta ONG”, asegura emocionada la mujer que desde ese momento le dedica sus días al cuidado de esos animales.

Además de esas dos yeguas, hubo un caballo que quedó grabado junto con la historia de RECC: “Angelito fue el que más marcó la vida e historia de nuestro refugio; por él nuestro campo tiene su nombre. Aunque fueron muchos los que nos tocaron desde el primer momento nuestros corazones, Angelito era un potrillo que estaba fracturado y pasamos unos tres meses levantándolo del piso, cada madrugada. Pasamos más de 90 días pendientes de él. Muy pendientes de él, pero lamentablemente no pudimos salvar”, revive afligida.

Con todas esas primeras historias a cuesta, el refugio nació oficialmente con el nombre Rescate equino Cinco Corazones. “Se dice que los caballos tienen cinco corazones porque cuando traicionan más de su fuerza, cuando los emplean para hacer trabajos forzosos; o cuando corren carreras y se exceden en sus fuerzas, las patas y las manos les laten. Por eso, entonces, se dice que tiene cinco corazones. Porque eso es lo que les hacen”, explica la filosofía detrás del nombre del lugar.

Con esa idea de reflejar el padecimiento de esos animales, trabajan sin mirar el reloj. “Nuestra ONG lucha día a día por la abolición de la tracción a sangre animal; por la abolición de todo abuso y explotación que sufren todos los días miles de caballos y también otros seres. Luchamos porque en este país, al igual que en el mundo, los vean como lo que son: alguien no algo”, subraya la proteccionista.

Con emoción en su voz, describe los valores que mueven a RECC y piden que vean a los caballos, y demás animales con los mismos ojos: “Son seres que sienten, que sufren, que sangran, que mueren al igual que nosotros, los seres humanos. Sobre todo, trabajamos por ellos desde el amor. Siempre basándonos en el amor, en el respeto a todas las especies”.


 Las y los voluntarios ayudan en las tareas cotidianas

La ONG tiene voluntariado y además madrinas y padrinos que llegan al predio cuando permiten visitas. “Organizamos tres jornadas de visitas tres veces al año. Por ahí hay alguna visita de personas de algún lugar en específico, que nos pregunta si pueden venir; nos piden permiso de algunas escuelas, y también llegaron algunos famosos”, cuenta.

Respecto de los voluntarios, explica: “Pueden anotarse mediante un formulario y está abierto para todas las personas que deseen ser parte. Los requisitos siempre son, obviamente, respetar a todas las especies animales por igual; por eso, tratamos de que siempre sean personas vegetarianas o veganas, más que nada porque ven la vida de los animales de otra manera. Acá se realizan tareas propias del campo y por ahí implica hacer fuerza como correr los rollo de pastura, que pesan, o ponerles la comida en los comederos, ayudar con la limpieza del campo, con el mantenimiento de todo lo que es el lugar hasta armar nuevas instalaciones. Pero, sobre todo, pedimos tiempo con los animales: para cepillarlos, atenderlos, hacerles las curaciones. Son varias tareas las que realizan los voluntarios”, afirma la mujer.

“Hasta el momento, RECC rescató a más de 600 caballos y yeguas. Muchos fueron a otras ONGs y otros están acá, en el campo. Hay otros que fueron adoptados por alguna familia. Además, rescatamos a otras especies de animales, como perros, gatos y chanchos, y muchos de ellos viven en otros santuarios. Actualmente, en el refugio tenemos unos 100 animales de todas las especies mientras enfrentamos una situación económica que nos lleva a pelearla día a día”, lamenta la rescatista abolicionista de la explotación animal y cuenta que ese predio es alquilado porque no tienen un espacio propio. Esa es la necesidad principal que tienen.

“A este lugar los fuimos levantando de a poquito porque este campo estaba muy deteriorado. Fuimos haciendo muchísimas cosas para que los caballos y los otros animales las otras especies tengan un lugar digno y seco donde poder resguardarse de la lluvia. Nuestras necesidades son muchas, es la realidad, porque con lo que ingresa tratamos de apalear todos los gastos fijos que tenemos, los nuevos ingresos de animales, los nuevos rescates, todo lo que es la salud y sanidad de los animales. Estructuralmente, el campo necesita muchos arreglos. Nuestros sueño es poder armar nuestro propio hospital y no depender de terceros para una internación o para poder realizar un rescate de urgencia”, finaliza.

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