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viernes, 20 de septiembre de 2024
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jueves, 19 de septiembre de 2024
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miércoles, 18 de septiembre de 2024
Proponen implantarle "microchips" a caballos para prevenir que dueños los abandonen
martes, 17 de septiembre de 2024
El criadero militar donde se dejan las armas para preservar al bisonte y crear una nueva raza de caballos
Un militar intenta controlar a un caballo en el Criadero Militar de Ganado Santa Gertrudis (Estado de Chihuahua), en agosto de 2024. Christian Palma
La sequía afecta a un singular espacio de la Sedena en el sur de Chihuahua, dedicado a suministrar de caballos a los destacamentos militares que desfilan cada 16 de septiembre en Ciudad de México.
Chiguagua, México. Septiembre, 2024.
Todos los soldados saludan con la mano al frente al teniente coronel Jacinto Moreno al pasar con la camioneta. Las costumbres castrenses se ablandan en cuanto el alto rango pone un pie en el suelo del Criadero Militar de Santa Gertrudis, ubicado en las llanuras del sur del Estado de Chihuahua. Bromea y habla de la situación de los animales con los veterinarios, que en este espacio tan grande como la Ciudad de México reproducen y crían a los caballos que cada año cruzan la capital en los grandes desfiles militares. En este campo los soldados dejan las armas para conservar al bisonte americano y el borrego cimarrón, especies que estuvieron en riesgo de desaparecer del territorio mexicano. Unos animales ahora amenazados por la sequía. La falta de agua ha provocado en los últimos seis años un aumento del 29% en los costes de mantenimiento de los animales de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).
La entrada al Campo Militar 42a Francisco Villa, a donde se llega desde la ciudad de Delicias, es un pequeño puesto en el que un militar revisa quién y por qué entra. A partir del control, las llanuras salpicadas por algunas montañas se extienden por más de 149.440 hectáreas que cubren pequeños arbustos y pasto de un color verde apagado. “Hace un mes se veía todo amarillo”, recuerda el militar y veterinario Moreno, de 53 años, para advertir cómo la sequía extrema lleva años afectando al Estado de Chihuahua. La escasez de agua es una de las razones por la que la cantidad de caballos del criadero ha mermado desde los 2.400 que había en 2020 a los poco más de 1.000 que hay en la actualidad, según la estimación del teniente coronel.
Un militar observa la llanura donde se cría el borrego cimarrón en las instalaciones del Criadero MIlitar de Ganado Santa Gertrudis, Chihuahua. 18 de agosto de 2024. Foto: Christian Palma/El País.
Los equinos, que pastaban en ganadería extensiva comiendo lo que salía de la tierra, ahora tienen que ser alimentados con forraje y sales minerales con melaza. Viven en 16 de las 21 estancias —asentamientos rurales— en los que está dividido el campo militar. Una de ellas, que está junto a los edificios centrales de Santa Gertrudis, es la Unidad de Reproducción de Cerro Colorado.
La subteniente y encargada del centro de reproducción equino, Jeimmy Hernández, de 30 años, tiene a sus subordinados preparados para comenzar la exhibición de caballos. La veterinaria da la orden y un soldado saca al óvalo de exhibición a un frisón negro de 165 centímetros a la cruz, donde empieza el cuello del animal. “Es utilizado como semental. Tiene tres años y seis meses, todavía es un caballo que va a continuar creciendo”, explica Hernández. Los sementales son pocos. Son los que aportan el semen para inseminar artificialmente a las yeguas, que forman un grupo de 40 en un área cercada muy próxima a los establos.
Distintas especies de caballos en el criadero militar.Christian Palma
Los frisones y los cuartos de milla son los dos principales caballos que se “producen” en el criadero. Pero nacen del vientre de otra raza diferente, la Santa Gertrudis, que está en proceso de convertirse en la primera raza militar mexicana certificada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Para la subteniente Hernández son una raza excelente para gestar el embrión de cualquier tipo de caballo. “La Santa Gertrudis tiene algunas características preciosas, entre ellas una buena adaptabilidad a los cambios climáticos que son altamente extremos en el norte del país y una buena conversión alimenticia [con poco alimento son capaces de crecer]”, explica.
La cría de caballos jugó un papel importante desde que en 1927 el Gobierno mexicano cedió los terrenos de Santa Gertrudis a la entonces Secretaria de Guerra y Marina. Los avances militares y automovilísticos volvieron al animal irrelevante en la década de los años setenta. Los equinos que hoy nacen en Santa Gertrudis solo son destinados a los 25 regimientos de Caballería del Ejército mexicano para uso deportivo y para los desfiles militares. “Nosotros somos la tienda, ellos son los que compran”, ejemplifica Hernández sobre el funcionamiento del criadero. Este año les han pedido ocho frisones. “El 90% de los caballos que desfilan en Ciudad de México nacieron aquí”, apunta el teniente coronel Moreno.
El otro programa a gran escala del criadero militar es el bovino. En total hay más de 2.700 cabezas de ganado repartidas en 10 estancias del criadero. Las razas que se producen son la Aberdeen Angus, de origen escocés; la Charolaise, venida desde Francia; la británica Hereford; y la más reciente incorporación, llegada hace tres años, la japonesa Wagyu. La mayoría de las vacas tienen como fin ser consumidas por los miles de soldados del Ejército mexicano. El número de ganado en el criadero no suele variar. “Nacen 600, mueren 600″, explica Moreno.
Un ejemplar de res Aberdden Angus se refresca en el suelo dentro de las instalaciones de Santa Gertrudis, en agosto de 2024. Christian Palma.
El coste de este criadero para los mexicanos, como muchos de los gastos del Ejército y la Marina, son opacos en los Presupuestos de Egresos de la Federación. Ni Moreno ni la responsable de prensa del criadero han dado cifras del mantenimiento de los alrededor de 450 militares destinados al mantenimiento de Santa Gertrudis y los más de 3.700 animales que allí habitan. La única cifra que permite aproximar el dinero dedicado a la cría de animales de la Sedena es el apartado “salud y producción animal”, que alcanza los 113 millones de pesos (5,7 millones de dólares), un 27% más que la de 2018.
El teniente coronel admite un aumento de los costos en los últimos años a causa de la sequía. “Tienes que empezar a ver cómo comprar el forraje, hay que conseguir el agua, hay que llevársela hasta donde están [los animales]. Todo eso ya influye en la cuestión económica”, asume.
Conservación de especies protegidas
Un rebaño de borregos cimarrones en el criadero militar Santa Gertrudis, en Chihuahua. Christian Palma.
En el cerro del Convento, uno de los que salpican las extensas llanuras de Santa Gertrudis, el sargento segundo Silvestre Salgado, de 37 años, bromea sobre si salvaría a un borrego cimarrón de las garras de un águila real mexicana, ambos en protección especial en México. “Pero aparte está en el escudo nacional [el ave], ni modo que la mates”, dice entre las risas de sus compañeros. El ambiente del criadero dista mucho de la imagen típica de un campo militar. En Santa Gertrudis ni veterinarios ni ganaderos llevan armas. El único distintivo son los uniformes de la Sedena y los modos castrenses como el pase de filas y el saludo militar.
Los soldados, junto con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), comenzaron el programa de conservación del borrego cimarrón, que durante años estuvo en peligro por la caza furtiva. Llegaron ocho hembras y dos machos que se reprodujeron hasta los 52 especímenes, que viven en semilibertad en un área de 500 metros cuadrados en los que se les prepara para ser devueltos a la libertad. “Ya tenemos animales que son propensos a ser liberados y hay que buscar las hembras que puedan irse con ellos”, explica Salgado. La orden de liberación, en este caso, no vendrá de uno de sus mandos superiores, sino de los expertos de la Semarnat, que cada poco acuden para ver el estado de los borregos.
Ejemplares de bisonte americano en el criadero militar de ganado. Christian Palma
A unos kilómetros del cerro del convento, en una pequeña cuadra de piedra, está el que Moreno considera el animal “más imponente” del criadero. Unos 11 bisontes, el mamífero terrestre más grande del continente americano, se mueven poco entre los muros de piedra. Son solo algunos de los 35 que viven en Santa Gertrudis y que se han reproducido desde que el programa de conservación comenzó en 1996, con cuatro machos y siete hembras.
A finales del siglo XIX apenas quedaban 300 bisontes en todo el mundo. Sus principales amenazas fueron la pérdida de sus hábitats por tierras de cultivo. Otra de sus amenazas es el muro fronterizo, según un informe de la Semarnat, a pesar de que hay más de 350.000, la mayoría en Estados Unidos y Canadá, de los que el 70% se destinan a consumo humano. En el criadero su problema es, como para casi todos los animales, la falta de agua y pasto. “Se enflacan y tenemos que encerrarlos para apoyarlos con alimento y agua”, explica Moreno. Junto a ellos también se crían 80 especímenes de ciervo rojo, originarios de Europa pero traídos de Nueva Zelanda, para investigarlos científicamente.
Un militar observa el corral donde se cría el bisonte americano, el 18 de agosto de 2024 en Chihuahua. Christian Palma
Al teniente coronel Jacinto Moreno sabe que le queda poco tiempo en el criadero. Cada poco tiempo relevan a los altos mandos, como es común en las comandancias y regimientos del país. No teme que el criadero se vea consumido por grupos criminales o una desmilitarización. La presa Francisco I. Madero, que surte a Santa Gertrudis, está apenas al 15% de su capacidad máxima, según el monitoreo de la Comisión Nacional del Agua. La verdadera preocupación del veterinario es el cambio climático. “Me tocó vivir este periodo de sequía. Yo no me lo esperaba. Es algo contra lo cual no tienes muchas armas para hacerle frente. Tú nomás ves como el campo se está secando y tus animales están enflacando, enflacando, enflacando…”.
Ver noticia en: El País
lunes, 16 de septiembre de 2024
Destacado nivel de Criollos en pista
La Sociedad de Criadores de Caballos Criollos del Uruguay realizó la tradicional Jura morfológica en el marco de la Expo Prado, con más de 60 animales en pista participando en las diferentes categorías
Carlos Loureiro de Souza, quien realizó la tarea con Nicolás de la Peña como secretario, indicó que vio “un nivel muy bueno en pista, desde los incentivos ya se vio un gran nivel y fue de punta a punta parejo. Fue un honor muy grande estar en esta pista”.
“Tañido Buenazo” (Yancamil Cahuel x Tañido Bolillera) se coronó Gran Campeón de la Expo Prado 2024 y Mejor Animal sin Distinción de Sexo. El caballo fue expuesto por Guzmán Vergara, José Manuel Cassarino, Gerardo Barbosa, Juan Zangaro y Paricio Williams. “Un caballo que le fue muy bien en Palermo y vino a coronarse en el Prado pero tiene un gran futuro por delante y nos anima a proyectar” aseguró el Ing. Guzmán Vergara.
“Pacífico Santos Vega” (Colibrí Matrero x Pacífica Rejucilo) expuesto por La Pacífica fue el Reservado Gran Campeón. Juan Salustiano Peirano se mostró muy contento de poder estar en la pista del Prado disputando el campeonato y agradeció al equipo que trabaja y cuida los animales todo el año.
El tercer mejor Macho fue “Serranero Caraguatá” (Herdeiro Marupa x Serranera Caraguatá) expuesto por Juan Montans y Cecilia Ferrando.
El Cuarto Mejor Macho fue “Yanca Sospechoso” ( Yancamil Cahuel x Yanca Joyita) expuesto por Yancamil S.A.
En hembras, el gran campeonato correspondió a “Estrela D’Alva Do Orelhano” (JA Impulso x Macanilha Da Cabanha Santa Fe) expuesta por José Ignacio y Santiago Gómez Platero. “Una emoción tremenda el esfuerzo que pusimos para preparar esta yegua y llegar al Prado y que llegue como llegó, le teníamos mucha fe pero fue impresionante”, expresó José Ignacio Gómez Platero.
La Reservada Gran Campeona fue “Quelen Baliza” (Jogo de Osso Da GAP Sao Pedro x Quelen Niña Guapa) expuesta por cabaña La Quebrada, de Aznárez Elorza Hnos. “Siempre es un placer ganar algún premio en una pista como la del Prado, sobre todo con el nivel que se vio. Hoy se nos dio, es una potranca que nos gusta mucho, su madre fue Gran Campeona de Otoño” dijo Alma Elorza.
“Las Brujas Catalina TE” (Mais Um Magistrado x Las Brujas de Santa Marcia) de cabaña Las Brujas, de Jorge Holtz se coronó como Tercera mejor Hembra. “Una gran alegría con una yegua muy linda con un gran futuro” comentó Jorge Holtz.
El Cuarto lugar correspondió a “Fiesta Larga de los Recuerdos TE” (Loro da Taima x Filosa de los Recuerdos) expuesta por Fabián Guedes, quien expresó su emoción por el triunfo y se mostró agradecido por vivirlo en familia.
Incentivos
En la categoría de incentivos el Mejor Incentivo Hembra fue para Aquerenciada Prometida, expuesta por Martín Sarries (Melgarejo de San Clemente x Promesa Santa Carmen) y el Segundo Mejor Incentivo Hembra fue para Jazmín de los Cardos TE, expuesta por Marcelo Berruti (As Malke Tormento TE x Cardenal Venidera 189). En la categoría de incentivos machos el premio a mejor Incentivo fue para Jacinto de los Cardos TE, expuesto por Marcelo Berruti (Jacinto Cala Bassa TE x Cardenal Venidera 189) y el segundo Incentivo Macho fue para Del Indio La Soleada expuesto por Jacques Boutmy (Indio Do Boeiro x Armada La Soleada).
Cuarto de Milla
Tanto el Gran Campeón como la Gran Campeona de la raza pertenecieron a Leticia Pérez y Alejandro Falco, directores de cabaña “Nuestro Sueño”. El jurado fue José Ignacio De Mendiguren. El Reservado Gran Campeón fue para José Eduardo Alvez Quevedo y el Tercer Mejor Macho lo ganó Osvaldo Martín Fernández.
En hembras, la Reservada Gran Campeona fue de Rafael Avondet y Tulia Miorelli, al igual que la Tercera Mejor Hembra.
Ver noticia en: El Telégrafo
domingo, 15 de septiembre de 2024
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sábado, 14 de septiembre de 2024
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martes, 10 de septiembre de 2024
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lunes, 9 de septiembre de 2024
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domingo, 8 de septiembre de 2024
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sábado, 7 de septiembre de 2024
Un café con: Álvaro Arrieta: «España es el gran destino hípico de Europa»
España es el primer destino de competición hípica en Europa, pero, además, el caballo y todo lo que conlleva tienen profundo arraigo en la cultura nacional y una sólida afición que nutre un sector que genera empleo y negocio, además de un deporte olímpico que apasiona. Uno de sus protagonistas clave es Álvaro Arrieta Konyay (San Sebastián, 1973), fundador y presidente de Oxer Sport, la empresa de marketing deportivo que en sus casi treinta años de trayectoria se ha convertido en referente internacional en la organización de competiciones ecuestres. En España organiza las citas más importantes del circuito, como la Longines Global Champions en el Club de Campo o la de Casas Novas, y eventos como la Horse Week. Casado con la expolítica del PP vasco Arantza Quiroga, tiene cinco hijos y reside en Donosti, aunque su compañía cuenta también con sedes en Madrid, Coruña y Santander y opera en México y otros mercados.
¿Cómo surge su vinculación con el mundo ecuestre?
Empiezo a montar en San Sebastián con nueve años. No tenía ninguna tradición familiar con los caballos y desde el principio me engancho absolutamente, me doy cuenta de que es el deporte de mi vida y empiezo a competir. Lo hice a nivel nacional hasta los 24 años, cuando me di cuenta de que no era lo suficientemente bueno como para dedicarme profesionalmente a ello. Como igualmente seguía siendo mi pasión, había estudiado Ciencias Económicas y Empresariales y tenía una vocación muy emprendedora, me dije por qué no montar una agencia de marketing deportivo en mi nicho. Así, en 1997 comenzó un sueño, el de que España tuviera un nivel como el que había en Centroeuropa, norte de Europa y EEUU.
Salió bien.
El tiempo nos ha dado la razón. España es hoy lo que Florida a Estados Unidos, es el gran destino hípico de Europa. Y nosotros, en este recorrido de ya 27 años, nos hemos posicionado bien en el sector. Lo vimos con perspectiva y acertamos en el análisis.
Fue un visionario, además de valiente.
En aquel entonces los mejores concursos hípicos estaban fuera de España. Aquí había algunos en Gijón, Madrid, Barcelona, pero a nivel europeo no éramos una potencia organizadora. Casi tres décadas después, España es líder absoluto en la organización de eventos hípicos internacionales y de las 52 semanas que tiene el año, más de 40 hay competición internacional de calidad en la península ibérica, lo que nos ha convertido en un polo de atracción y en el epicentro en el continente.
¿Por qué el éxito de España en hípica?
Sucede algo similar a lo que ocurre en Florida. Aquí las condiciones climatológicas son estupendas, las conexiones de transporte son brutales y este es un país muy acostumbrado a un receptivo de calidad. La hípica es un deporte más cualitativo que cuantitativo, es un deporte olímpico que se practica con chaqueta y corbata y en el que el precio de los caballos implica que la altísima competición sea muy cara, por lo tanto el propietario, el jinete y el patrocinador son, por lo general, personas que aprecian los destinos buenos, y esto hace que España y la hípica sean una combinación casi perfecta.
En términos de deportivos, ¿cómo estamos?
Tenemos dos jinetes muy valorados y respetados en el circuito internacional, Eduardo Álvarez Aznar y Sergio Álvarez Moya, además el primero es top 20 mundial y Sergio llegó a ser top ten. Y luego hay un grupo grande de jinetes muy talentoso, muy bueno, que tiene el hándicap de no tener siempre los mejores caballos a su disposición. España es un país que poco a poco va criando y hay ganaderos que están haciendo grandes esfuerzos, pero no tenemos la potencia de cría que pueden tener Holanda, Alemania, Bélgica, Francia o Gran Bretaña. Para entendernos, contamos con pilotos buenísimos, pero no tenemos los mejores coches, con lo cual ellos hacen lo que pueden. Cada año van saliendo jinetes jóvenes buenos y poco a poco vamos recortando distancia con esos países que son potencia mundial. Pero no es fácil, porque la irrupción en el mercado de grandes potencias y países emergentes ha hecho que el precio de los caballos esté altísimo y eso todavía nos dificulta más el acceso a los mejores. Somos un país que ahora es destino, especialmente en salto de obstáculos. El mundo del caballo representa el 0,7 del PIB, según un estudio de Deloitte para la Federación Hípica española, es decir que tiene un peso muy importante, tanto de generación de empleo como de potencia económica. Todavía nos falta una medalla, un gran triunfo, algo que impulse el deporte, que incite a que más gente monte a caballo. No es fácil. Nos hace falta un Nadal.
Y esos grandes caballos de los que hablaba.
Sí, es un deporte de la pareja, del binomio.
¿Cómo valora los resultados que tuvo España en los Juegos Olímpicos?
En equipos de salto hemos quedado undécimos, a un punto solo del corte, muy cerca de pasar a la final, pero tuvimos un poco de mala suerte. A nivel individual no ha sido el resultado deseado. Íbamos con mucha ilusión, pero no han sido los Juegos que se deseaban, ni mucho menos.
La hípica española está envuelta en la polémica por la selección de los representantes y el funcionamiento de la Federación, e incluso se ha interpuesto una denuncia por irregularidades electorales.
Tuvimos un preolímpico muy movido, que tampoco ha ayudado al resultado. Es una lástima. En todos los deportes hay cierta polémica interna que aquí se ha filtrado al exterior, lo cual es malo para el deporte y para todos. Además de año olímpico es año de elecciones, parece que va a haber varios candidatos y hay mucho ruido. Me gusta que se hable de la hípica por cosas buenas, por logros, por éxitos, como que el Campeonato de Europa venga a España el año que viene, y que las disputas se lleven con la mayor discreción posible.
Se ha llegado a interponer una denuncia contra los actuales dirigentes de la Federación. ¿Os afecta?
Oxer es una empresa privada y completamente independiente. Con la Federación española tenemos un acuerdo como agencia para desarrollar el marketing y la comunicación de un producto suyo que es la Liga nacional de salto. Además, obviamente, es el órgano rector del deporte y todas las competiciones que realizamos necesitamos que estén avaladas y reguladas por él, igual que por la entidad regional o internacional de turno. Pero no integramos ningún grupo de trabajo, consejo o comisión. Creemos que como empresa privada debemos estar lejos de posiciones políticas.
Qué peso tiene el jinete y qué el animal para obtener resultados.
Suelo decir que el jinete pesa 15 y el caballo 85, es decir, el mejor de cada uno no ganaría aún así sin lo que aporta el otro. Estamos hartos de ver caballos impresionantes con jinetes que no lo son tanto y jinetes espectaculares que no han encontrado ese caballo fuera de serie. Es un deporte muy caprichoso, que además es absolutamente paritario, pues compiten jinetes contra amazonas, caballos con yeguas, caballos castrados, etcétera. No hay una norma exacta. Es un deporte de equilibrio y compenetración, precioso, elegante, bonito de ver, muy plástico y que engancha muchísimo a los niños. Tenemos muchísimas virtudes fantásticas.
Y caro.
Dar clases en un picadero es muy asequible. La altísima competición sí lo es, igual que en vela, esquí o coches. En el nivel máximo, la compra y venta de caballos es lo que retroalimenta toda la competición. Otro de los motivos por los que España se ha convertido en un centro hípico mundial es porque somos un sitio donde la mayoría de caballos de Europa viene a competir para que su precio suba y se vendan o sus hijos y nietos valgan. La competición es un poco como la bolsa o el Ibex, en función del desempeño de los caballos, su semen o sus descendientes cotizan más.
¿Cómo se puede potenciar la afición?
La hípica debe ser accesible y fácil. Normalmente los niños empiezan a montar porque tienen un picadero cerca de casa y hay un profesor que lo hace bien y los ilusiona o lo hace su grupo. Es un deporte que engancha mucho porque el caballo es un animal vivo, no es una raqueta de tenis o un palo de golf o una bicicleta que lo puedes dejar una semana en el armario, sino que necesita cuidados, pero por otro lado te devuelve mucho ocuparte de él, aporta unos valores enormes de responsabilidad y solidaridad. Es un deporte que se acerca mucho a un modo de vida. Para montar media hora ó 45 minutos a lo mejor estás tres horas en tu centro hípico, lo genera convivencia con el animal, que se convierte en tu socio, igual que en la competición. Hacen falta, pues, más centros hípicos y que a nivel cultural se conozca mejor este deporte. Y que se entienda que montar a caballo es más barato que esquiar o que practicar otros deportes que no lo parecen.
Sin embargo a los concursos y eventos acude cada vez más público.
Sí, han crecido muchísimo. La hípica está en su momento pico absoluto, hay más licencias que nunca, caballos y público que nunca en nuestros eventos. La progresión está siendo brutal. Ni en nuestras previsiones más optimistas hubiésemos pensado que podíamos ir así. Y esto hace ser optimista respecto al sector. Cuanto más europeos nos hacemos, cuanto más de clase media es este país, más se engancha con el mundo del caballo. La gente se da cuenta de que montar en un picadero es un deporte más como hockey, balonmano o natación.
Aunque de riesgo.
Eso es verdad. Es un riesgo que cuando yo montaba estaba muy infravalorado y casi oculto. Con el paso del tiempo se ha visto que hay riesgo tanto para el jinete o la amazona como para el caballo. Cuanto más se sabe, más se ven lesiones de todo tipo, especialmente en jinetes profesionales, además de que el caballo es un ser vivo que cuando se asusta te puede dar una patada, un mordisco, lo que sea. No podemos obviar ni negar cosas que son reales, pero por otro lado es un riesgo pequeño. El número accidentes es ínfimo y los valores que aporta esa relación con un animal positivos son extraordinarios, por lo tanto en el balance sale que es deporte muy recomendable que hay que hacer con cuidado, con un profesor y tras aprender a moverse entre caballos. Muchos de los accidentes vienen son por falta de formación. Cuando yo montaba no había, ahora sí. El tema está en el buen camino, también a nivel veterinario, cada vez más vigilante.
Empresa y familia
Oxer habrá tenido que ir pivotando y adaptándose con los años y los cambios de la sociedad y la tecnología.
Nos hemos reinventado varias veces y cambiado el foco. Al principio, queríamos hacer mucha mancha, que la base de la hípica fuera sólida y fuerte, e invertimos muchísimo en los jóvenes creando la Pessoa Junior Cup en salto y la Copa Ferrer-Salat en doma, con las que buscábamos jóvenes talentos por toda España y les dábamos 'clinics' con las grandes figuras. Desde el principio lo que intentamos hacer fue mucha competición nacional, apostar por el país y a su vez seguir manteniendo la competición internacional. Hemos crecido muchísimo. En 2008 salimos del país y creamos una sociedad en Italia, desde 2012 operamos también en México. Hemos hecho muchísimo trabajo en Oriente Medio, en Catar, Arabia Saudita, también en China. El mundo del caballo es global y no hay tantas empresas especializadas en la organización y en el marketing deportivo. El pastel nos lo hemos repartido entre alguna empresa holandesa, alemana, británica, una americana y nosotros. Hemos recorrido el mundo y lo hemos hecho siempre buscando la excelencia y buscando llevar con mucho orgullo la bandera española. Nunca nos conformamos. La hípica cada vez se moderniza más, y no tiene más remedio, porque hay más competencia que antes. Hace cien años era olímpico y estaba asentado, pero la realidad hoy es bien distinta y hay que pelear por los minutos de televisión y conseguir el apoyo de las grandes empresas patrocinadoras.
De dónde te viene ese afán emprendedor y lo de salir al mundo.
Seguramente de mi abuelo húngaro, quien se fue de Budapest a estudiar químicas a París, luego vino a San Sebastián, donde conoció a mi abuela, y montó a una fábrica. Fue un tío muy echado para adelante, un emprendedor, un buscavidas. De todas formas me ha ayudado gente increíble y he tenido y tengo unos socios buenísimos. El consejero delegado, Pablo García, es socio, amigo y hermano, y está desde el comienzo como cofundador. El vicepresidente, Luis Cabanas, de gran prestigio empresarial e hípico, es también alguien fundamental. El triunfo sin un gran equipo es imposible. En Oxer somos treinta personas y remamos a una. Son dos décadas superando obstáculos, despacito y con buena letra, tranco a tranco, como decimos nosotros. La dirección es buena, la compañía va bien, y tenemos el apoyo de grandísimos clientes que incluso nos han enseñado a trabajar.
¿Quiénes fueron clave en este sentido?
Tuvimos la suerte de que en el 2000 se fundó el centro hípico Casas Novas y la familia Ortega confió en nosotros desde el principio. Hemos aprendido cómo trabaja Inditex en la excelencia, que no hay que rendirse, que todo se puede mejorar y hay que hacer equipo. Todo eso nos lo ha transmitido de una forma natural y ha sido muy importante en nuestra historia.
Historia que se escribe en su ciudad, San Sebastián, donde se mantiene la sede central de Oxer.
Hemos querido quedarnos donde están nuestras raíces. Lo lógico sería estar implantados en Madrid, no hay duda, pero también sorprende que Inditex las tenga en Coruña. En ese sentido, siempre nos han animado a ser nosotros mismos.
Lo vuestro es muy variado: logística y organización de eventos, comunicación y relaciones públicas, gestión y representación de jinetes. ¿Cómo se mueven todos esos pesos en la balanza?
Intentando que haya la mejor simbiosis posible. Por ejemplo, la última pata, la más novedosa, que es la representación de deportistas, ya la queríamos hacer cuando comenzamos pero entonces las condiciones objetivas que había en el mercado no daban, no cabía la figura de un representante en el entorno del jinete. Hoy en día los mejores del mundo están ganando fortunas, tanto en premios como en comisiones por compra y venta de caballos, por lo tanto necesitan estar focalizados, centrados en lo suyo y dejar toda la parte de marketing, comunicación, logística, transportes, negociación con las competiciones en manos de profesionales. Ahí hemos encontrado un nicho. También hacemos consultoría. En los cinco continentes hemos asesorado en la construcción o la renovación y optimización de centros hípicos, también en la negociación de derechos de televisión. De hecho, tenemos la franquicia de clipmyhorse.tv y más de 200 clientes únicos de publicidad. Por otra parte, muchos de los eventos que tenemos llevan más de veinte años en nuestra cartera. Son todas las patas de nuestro negocio.
¿Qué avanza en qué dirección?.
Creemos que aún nos cabe un poco más de negocio, me gustaría llegar a las 50 personas, que son 50 familias detrás. Es mucha responsabilidad pero también nos hace sentir muy orgullosos ver que crecen con la compañía, que han podido construir su vida personal gracias a su vida profesional. Por otro lado yo siempre digo que la marca mola y vale mucho ahora. La creamos buscando un nombre corto, oxer es un tipo de obstáculo por lo que el hípico la reconoce pero quien no es del sector se queda con él. El centro de nuestro negocio es el caballo, es la gran clave de nuestro deporte, lo tenemos que respetar, amar, cuidar, y en torno a él se pueden hacer cosas preciosas aquí y en todo el mundo. Tenemos las antenas y los prismáticos puestos.
¿Cómo ves la renovación del talento en la empresa?
Tenemos mucha suerte, porque al trabajar en un nicho tan cerrado y cualitativo encontramos gente con muchísima pasión por trabajar en algo vinculado a su deporte. Les tiene que gustar, obviamente, porque metemos muchas horas, pero soy optimista. Los jóvenes están mucho mejor preparados que hace 25 años y con ganas.
Hablamos de gente joven y en casa tiene unos cuantos. ¿Cómo gestionas la familia numerosa a la vez que la empresa?.
Mi empresa principal está en casa. Oxer es la secundaria. Mis cinco hijos son a su vez microempresas, cada uno desde su manera, con lo cual lo que te sirve con uno no te sirve con otro. En la compañía hay mayoría de mujeres, a las que admiro mucho, porque demuestran que cuanto mayor es la exigencia, mayor es la capacidad. Concilian todo y pueden con todo. A mí me pasa, aunque tengo muchísimas ayuda en casa. Tener grandes retos, estar muy ocupado, tener muchas cosas que resolver a lo largo del día te hace más capaz y te mantiene vivo.
¿Cómo le ha afectado la exposición pública que tuvo su mujer cuando estaba en política y al frente del PP vasco?
Fueron años muy intensos. Arantza fue presidenta del Parlamento Vasco y luego presidenta del PP vasco, una exigencia política grande. Y yo estaba con los comienzos de la compañía y a la vez iban cayendo hijos. Pero es eso, cuando hay retos grandes pero también ambición y ganas al final te creces y sacas todo adelante. A mis hijos todo el rato les digo que sueñen alto, que sean ambiciosos. Si sale, bien, si no, al menos lo has intentado.
¿Y el fracaso, cómo lo tomas?
Es el que te enseña y el que te motiva. Nuestra primera experiencia internacional la tuvimos en Italia, donde perdimos hasta la camisa, y supimos cortar y aprender del error. El fracaso nos hizo mejores. Durante estos más de veinte años hemos tenido un montón de proyectos que han salido mal o en los que nos hemos equivocado y lo que hay que hacer es ser humilde, aprender de ello y seguir para adelante.
¿Te gustaría que alguno de tus hijos continuara con la empresa?
Muchísimo. En las empresas familiares siempre tenemos la espada de Damocles de la continuidad, las pymes debemos ir en paralelo preparando el relevo. En ese sentido, mi segundo hijo ha ido pasando por las diferentes áreas de la compañía, además estudia Ciencias Empresariales, así que si él es feliz sería mi sueño y un orgullo que siguiera con Oxer y la hiciera galopar muchos años más.
¿Cómo llevas el paso del tiempo?
El tiempo es experiencia. Hay que cuidarse. Hoy en día todo lo que sabemos de alimentación, ejercicio, etcétera, te permite hacer cosas que no hacían nuestros padres o nuestros abuelos. Lo positivo es que tienes más perspectiva y formación, aunque por contra te cansas más. El negocio me mantiene vivo, ilusionado.
¿Sigues montando?
No. Me bajé del caballo con 25 y llevo otros tantos pie a tierra. Mi quinto hijo, Jesús, ha empezado a montar y es quien me está intentando pinchar para que vuelva. Es mi pasión y el veneno lo llevo dentro. No estoy cerrado a ello. Si algún hijo empieza a darme el relevo podré volver. Me gustaría que fuera con calidad, con tiempo para dedicarle. En el mundo del caballo lo más importante es la relación que creas con el animal, y eso lleva tiempo.
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