lunes, 14 de octubre de 2024

La vigilancia activa es la clave contra la encefalomielitis equina

 

La encefalomielitis equina, también conocida como encefalitis viral equina, es causada por un alphavirus transmitido principalmente por mosquitos y afecta el sistema nervioso central de los equinos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Senasa refuerza la vigilancia y pide notificar casos sospechosos de encefalomielitis equina ante la llegada del calor.

Cada año, cuando las temperaturas comienzan a subir y los mosquitos proliferan, la amenaza de la encefalomielitis equina (EE) se convierte en una preocupación latente para los productores y dueños de caballos. Se trata de una enfermedad viral que puede tener un impacto significativo en la salud de los equinos y representa un riesgo tanto para los animales como para los seres humanos.

Por tal motivo, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) hace especial hincapié en la importancia de la vigilancia y la notificación temprana de posibles casos para contener su expansión.

La encefalomielitis equina, también conocida como encefalitis viral equina, es causada por un alphavirus transmitido principalmente por mosquitos y afecta el sistema nervioso central de los equinos, además de ser una potencial amenaza para las aves y los humanos.

Esta enfermedad tiende a presentarse con mayor frecuencia en primavera y verano, cuando la población de mosquitos se dispara debido a las condiciones climáticas más favorables.


La EE tiende a presentarse con mayor frecuencia en primavera y verano, cuando la población de mosquitos se dispara debido a las condiciones climáticas más favorables (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque el virus se encuentra en estado latente durante los meses más fríos, con el aumento de las temperaturas los mosquitos actúan como vectores de la enfermedad y comienzan a diseminar el virus desde las aves silvestres infectadas hacia los caballos. Los síntomas en los animales pueden variar desde un cuadro febril leve hasta signos neurológicos graves, como convulsiones, parálisis y, en los casos más severos, la muerte.

El Senasa resalta que los signos clínicos asociados con esta enfermedad no siempre son evidentes, lo que hace que la vigilancia epidemiológica sea aún más crucial. La encefalomielitis equina puede manifestarse de diferentes formas: algunos animales pueden no mostrar signos visibles, mientras que otros desarrollan un síndrome febril o síntomas neurológicos que incluyen ataxia, incoordinación y comportamiento anormal. Estos indicios, aunque no son exclusivos de la encefalomielitis, deben ser motivo de consulta y alerta para su evaluación a través de pruebas de laboratorio.

Un ciclo de transmisión complejo
El ciclo de vida del virus comienza con las aves silvestres, que actúan como reservorios naturales. Al ser picadas por mosquitos infectados, desarrollan niveles altos de viremia, lo que las convierte en una fuente de contagio para otros mosquitos que luego pueden infectar a caballos y humanos. No obstante, equinos y personas se consideran “huéspedes terminales”, ya que no son capaces de transmitir el virus a otros animales o insectos debido a la baja cantidad de virus en su sangre.

A pesar de esto, la aparición de casos en equinos y, en menor medida, en personas, es un claro indicador de que el virus está circulando en la región. Por esta razón, es fundamental monitorear cualquier signo clínico compatible para evitar un brote descontrolado.

La importancia de la notificación oportuna
En los últimos años, el Senasa ha implementado diversas herramientas para facilitar la denuncia de casos sospechosos de encefalomielitis equina. La notificación es obligatoria y cualquier persona que observe síntomas compatibles debe dar aviso inmediato al organismo. Gracias a estos reportes, se puede actuar rápidamente para confirmar o descartar la enfermedad y evitar su propagación.

“Cada denuncia cuenta. La información que recibimos de los veterinarios, productores y propietarios de caballos nos permite tener una visión más completa de la situación epidemiológica y tomar decisiones a tiempo”, señalaron desde el organismo. A raíz de esto, se han implementado múltiples canales de contacto, que van desde la denuncia presencial y telefónica en las oficinas locales hasta el uso de WhatsApp y formularios en la web oficial del Senasa, adaptándose a las necesidades de los usuarios.

El llamado a la vigilancia no es solo para veterinarios, sino también para las personas que, de alguna manera, tienen contacto con équidos. Estar atentos a síntomas como fiebre, depresión, dificultad para caminar o incoordinación es fundamental para reportar cualquier sospecha y evitar así la propagación de este virus.

Un brote bajo control, pero sin bajar la guardia
A pesar de que la última temporada mostró un leve incremento en las denuncias de cuadros neurológicos en equinos, ninguna de estas sospechas resultó ser un caso confirmado de encefalomielitis equina. Sin embargo, esto no debe llevar a la complacencia. La vigilancia constante y el monitoreo son esenciales para mantener la seguridad sanitaria de los caballos y prevenir brotes futuros.

En este contexto, el Senasa recuerda que la encefalomielitis equina es una enfermedad de notificación obligatoria. Los caballos jóvenes, en particular, son los más susceptibles a desarrollar formas graves de la enfermedad, que pueden dejar secuelas neurológicas permanentes incluso en aquellos animales que logran recuperarse. Ante cualquier signo clínico que sugiera la presencia del virus, se insta a realizar la notificación inmediata para que los equipos de sanidad puedan tomar las medidas necesarias.

La lucha contra la encefalomielitis equina no se libra en los laboratorios o en las oficinas, sino en el campo, a través de la vigilancia y el compromiso de todos aquellos que están en contacto con estos animales. Gracias a la colaboración de la comunidad, se puede prevenir la expansión de esta enfermedad y asegurar el bienestar de los équidos en todo el país.

Fuente: Senasa

Ver noticia original en: Infobae

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