Con el otoño, llega una nueva temporada de carreras, deporte, caballos, jockeys, fervor y apuestas en el Hipódromo de la Zarzuerla de Madrid. Y junto a todos ellos, aterrizan también las enfermeras, como garantes de la seguridad en todas estas competiciones.
“Somos dos enfermeras y aquí hay dos UVIs móviles en cada evento”, menciona Mónica Wojtysiak, enfermera en Hipódromo de Madrid. “En mi caso tengo un Máster en Urgencias y Emergencias. Esto se debe a que el paciente que solemos tratar aquí es un paciente politraumatizado”, explica con relación a los accidentes más comunes, las caídas de caballo, que al ser a unos 70km/h son similares a un accidentado en moto.
En cada carrera viajan junto a las enfermeras en la UVI, un médico y un técnico de emergencias sanitarias. Estos vehículos cuentan con desfibriladores y maletines “de ataque” con el que los sanitarios atienden a pie de pista a los heridos; uno de ellos es un maletín circulatorio y el otro es respiratorio. Además, cuentan con collarines.
Para el traslado tienen camillas y material que monitoriza las constantes, además de todo tipo de material enfocado a la analgesia y la oxigenoterapia.
Prevención
La seguridad y la prevención son pilares vitales para el Hipódromo de la Zarzuela. Jinetes y amazonas cuentan con casco y chaleco protector. Además, los mozos que trasladan y trabajan junto a animales de tanto peso y envergadura también van protegidos, así como los jefes de pista.
“Solemos estar una hora antes para organizarnos. De esta forma nos distribuimos como más convenga y nos adaptamos a las necesidades de cada evento”, indica Wojtysiak, para quien la prevención es fundamental.
Se trata de un evento con capacidad para más de 6.000 personas, un gran evento polideportivo en el que la presencia de personal sanitario es imprescindible. “Siempre estamos atentos a lo que sucede en las gradas, pero si por ejemplo algo se sale de nuestro terreno avisamos a las enfermeras y al personal de la UVI para que vengan a echarnos una mano”, comenta Noelia Becedas, técnico de emergencias sanitarias del Hipódromo de la Zarzuela.
“Estamos siempre aquí para ayudar también a la población que acude a disfrutar de las carreras. Hemos atendido casos leves como picaduras de insectos, y también más graves, algún síncope vasovagal o infartos”, recuerda Wojtysiak.
“Hay establecidos protocolos muy arraigados que hacen que estos eventos sean muy seguros. Nosotras estamos para los imprevistos”, añade Bermariel García, médica del Hipódromo de la Zarzuela.
Momentos de riesgo
Wojtysiak explica que la ambulancia va durante la carrera a una distancia prudencial de los animales, puesto que su mera presencia puede asustarles y producir un accidente. “Aun así estamos cerca para poder parar y bajar a tiempo y atenderles”, comenta.
Admite que la vuelta final es la más emocionante y crítica puesto que es cuando mayor velocidad alcanzan los caballos y mademás, pueden chocar y golpearse entre ellos.
“En la salida también hay mucha peligrosidad, y en la primera curva. El conductor de la ambulancia debe ser muy habilidoso puesto que tiene que recorrer un óvalo al revés y en no es nada fácil”, reconoce Wojtysiak.
El equipo reconoce que las asistencias más complejas que han realizado han sido las producidas en la pista, en donde los jockeys están expuestos. En esos casos, han estabilizado al deportista, atendido sus traumatismos o fracturas y lo han trasladado al centro médico más cercano. “Por suerte tenemos un hospital muy cerca. Ellos están preparados para estas situaciones. Al fin y al cabo, este es su oficio y son plenamente conscientes del riesgo que implican las carreras”, aclara García.
Una actividad distinta
El reconocimiento del accidente y la valoración de la situación es tarea del médico, pero nada podrían hacer sin la asistencia de las enfermeras, la cual en un accidente como estos es imprescindible. “La enfermera tiene un papel importantísimo”, admite García.
“Las enfermeras tienen una preparación impecable y multidisciplinar. Realizan procedimientos invasivos, también están pendientes de la seguridad cuando hay que hacer un traslado y están muy pendientes de la medicación”, explica García que pone en valor el papel de su compañera enfermera el cual define como “importantísimo”.
Por su parte, Wojtysiak, admite que este trabajo le da la oportunidad de vivir las carreras de una forma diferente. “Es muy bonito y emocionante verlo todo desde dentro. Lo que más me emociona es cuando los jockeys preguntan por sus caballos, es bonito que tengan esa preocupación por el animal con el que compiten antes que por si mismos”, remarca la enfermera, que recomienda esta actividad a todas las compañeras que estén interesadas en el mundo de la emergencia y del caballo.
“Me encanta trabajar codo a codo con enfermeras, a mí me aportan una gran seguridad, siento que no es lo mismo cuando ellas no están”, concluye García.
Ver noticia original en: Diario Enfermero
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